lunes, 21 de febrero de 2011

ASTORGA – PONFERRADA 53 KM.

El coche lo dejé aparcado enfrente del albergue de peregrinos, y comenzamos a pedalear, al principio te cuesta acoplarte, pero poco a poco lo vas consiguiendo, además te anima mucho ver a tantos peregrinos a pie, que te desean “Buen Camino”, al principio pedaleamos prácticamente sin esfuerzo, pero comenzamos a subir por Rabanal del Camino y allí mi mujer, comienza a perder el ritmo, no es una subida muy dura, pero claro si ya vienes prácticamente sin dormir, pues lo notas. Descansamos tumbados en Rabanal, reponiendo fuerzas, pues ahora viene una subida muy pero que muy chunga, es el alto de la Cruz de Ferro.
Comenzamos la ascensión con bastante lentitud, ya que cada vez se va poniendo mas para arriba, encima a mitad de cuesta se nos pincha la rueda de mi mujer y tenemos que pararnos a cambiar la cámara, aprovechamos para beber y tomar algo de frutos secos, muy importante estar hidratado y meterte algo en el cuerpo. A falta de pocos Km. pasamos por el pueblo de Foncebadon, que creo que no esta habitado, y desde allí, ya se puede observar la Cruz de Ferro, se encuentra a 1.525 metros de altitud, las vistas son maravillosas, allí nos encontramos con una pareja de Italianos que no veremos en todas las siguientes etapas.
Tras la fuerte subida, comenzamos de nuevo un pequeño tramo mas de subida, hasta llegar al pueblo de Manjarín (1.475 Mt), y desde allí comenzamos una trepidante bajada, cuidado del que vaya sin unos buenos frenos, puede acabar en el hospital, pasamos por el Acebo (1.125 Mts), después llegamos al pueblo de Molinaseca (600 mts), aquí existe un buen lugar para parar, ya que tienes muy bonitas vistas al río que pasa por el pueblo y te puedes tumbar y relajarte, aquí paramos a comer.
Por fin llegamos a Ponferrada, no nos cuesta mucho encontrar el albergue ya que esta a la entrada del mismo pueblo. Sellamos nuestras credenciales y descargamos nuestra mochila y nos dan una litera, nos duchamos y nos vamos a dar una vuelta por el pueblo, después compramos algo para cenar y nos lo comemos en el mismo Albergue. Al final coincidimos con los italianos que se quedaron con la litera de al lado, que por cierto, la mujer se cambiaba de ropa sin ningún pudor, pues uno aunque no quiera, pues miraba de vez en cuando, al final apagaban las luces a las 10 de la noche, ya que los que van a pie, suelen levantarse a las 6 de la mañana.

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